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Por las obras del Paseo del Bajo desaparecieron varias playas y hay problemas para estacionar
Las primeras tareas para concretar el Paseo del Bajo en Puerto Madero ya impactan en el movimiento del barrio y obligan a los vecinos, los visitantes y los trabajadores de la zona a adaptarse a los cambios. Algunos de los estacionamientos privados que estaban situados entre las avenidas Alicia Moreau de Justo y Huergo desaparecieron para transformarse en montañas de tierra removida y obradores. La reducción de plazas para estacionar afecta principalmente de noche a los clientes del corredor gastronómico.
Por eso, los dueños de los restaurantes y la Ciudad buscan alternativas para que los trabajos no afecten su actividad y el barrio no colapse con automovilistas que dejan mal detenidos sus rodados.
«Hace un par de domingos vine a cenar y al cine y no encontraba dónde guardar el auto. La playa a la que solía venir ya no está. Al final, lo dejé en una callecita interna de Puerto Madero», contó Carlos Castagno, que también durante los días hábiles deja el automóvil en el barrio para ir a trabajar al microcentro.
Al menos dos playas privadas y un sector de una tercera situadas en el entorno del dique 1 ya fueron desmanteladas. Estaban concesionadas a la empresa Apart Car, que en total administraba 10 playas. Hoy, mezclada entre máquinas excavadoras, sobrevive el esqueleto de lo que alguna vez fue una de las boleterías. Otros estacionamientos aún permanecen abiertos, como el que está por Mariquita Sánchez de Thompson, que tiene 144 plazas.
En el predio que se extiende desde Encarnación Ezcurra (continuación de avenida Independencia) hasta Marie Langer (Humberto I), siempre entre Huergo y Moreau de Justo, es notorio el despliegue de los trabajos para el futuro viaducto que unirá la autopista Buenos Aires-La Plata con la Illia. Por esa vía rápida, que en algunos tramos será techada y en otros a cielo abierto, circularán camiones y micros de larga distancia. A su lado, los rodados particulares transitarán al Norte por Alicia Moreau de Justo y al Sur por el eje Madero-Huergo. Actualmente, recorrer el trayecto desde la avenida Córdoba hasta Juan de Garay puede demorar hasta 20 minutos.
El anuncio de las obras para el Paseo del Bajo puso en estado de alerta a los propietarios de los más de 40 restaurantes y locales que funcionan a lo largo de Moreau de Justo. No porque estuvieran en contra del proyecto en sí, aclaró a La Nación el presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (Ahrcc), Camilo Suárez, al mismo tiempo que destacó que la iniciativa le dará «valor agregado» a la zona.
«Nos preocupaba el hecho de no poder disponer de esas playas de estacionamiento por las incomodidades que puede generar entre los comensales», explicó Suárez, y ahondó: «A la noche impacta mucho más porque dejar el coche lejos es más molesto, por eso buscamos una solución».
Un playero de uno de los estacionamientos situados en la futura traza que aún no fueron cerrados confió que «la gente que va a algún espectáculo en el Luna Park o sale a cenar a los restaurantes llega quejándose hasta acá». De hecho, cuando hay shows se ven más vehículos detenidos sobre Madero. «Fui a un recital al Luna Park hace poco y realmente fue muy dificultoso encontrar dónde estacionar. Terminé dejando el auto en la calle luego de dar varias vueltas», relató Silvina Castro.
Y una vecina recordó que el Día del Padre oyó a un hombre que se quejaba con un prefecto porque lo habían multado por mal estacionamiento: él le explicaba que había sido el valet parking del restaurante al que había ido el que había dejado el auto en un lugar prohibido.
Ante la inquietud, se conformó una mesa de trabajo entre los comerciantes gastronómicos y funcionarios porteños. Por ahora, derivó en una suerte de concesión especial en dos espacios bajo la autopista, cerca del nodo de la avenida Brasil, para que los clientes de los restaurantes puedan dejar sus autos. Hay 145 plazas. Voceros del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, dependencia que supervisa la obra, indicaron que se otorgó a los restaurantes un permiso provisorio hasta abril de 2019.
«Se están analizando otras tres zonas donde se va a disponer de otras 450 plazas», agregaron. Antes de las obras, había 1200 espacios para estacionar los autos en toda la zona afectada; los voceros no pudieron precisar exactamente cuántos lugares ya se han levantado, aunque a simple vista podría estimarse que suman un 40%.
A la altura de Azucena Villaflor, en los cabeceras de los diques 2 y 3, se «crearon» dos pequeñas playas para unos 20 autos cada una. Una de ellas (donde antes había una posta de gimnasia) está destinada a clientes de confiterías de los alrededores y la otra, a empleados de la obra del Paseo del Bajo, se informó en el lugar. NR