Cultura
El colectivo artístico Studio Job expondrá en el Faena Art Center
Si el siglo XXI instaló en el imaginario visual el fin de las certezas plásticas y abrió el juego al arte de lo desconocido, a la indagación audaz en el cruce de disciplinas y paradigmas, pocos colectivos artísticos encarnan esa avanzada vanguardista como Studio Job: el afamado dúo belga-holandés, formado en la Academia de Diseño de Eindhoven, cuyos trabajos integran hoy las colecciones permanentes del Louvre, el Guggenheim, el MoMA y el Victoria y Albert Museum.
La dupla tomó ahora por asalto el Faena Arts Center (FAC). Pasado mañana, quedará inaugurada su primera exhibición en América latina, Futopia Faena by Studio Job, una puesta lúdica, proyectada como una instalación site specific, que sembrará aún más desconcierto a la hora de definir las fronteras de las artes visuales.
Es que la holandesa Nynke Tynagel (38) y el belga Job Smeets (45), que hasta hace poco fueron también un matrimonio, son inclasificables por donde se los mire. Hace quince años vienen revolucionando el universo del diseño y expandiendo sus límites hasta colonizar el núcleo duro del arte con esculturas totémicas, que pueden ser también emblemas de las artes decorativas en versión contemporánea. De hecho, una parte de la crítica los sitúa como renovadores de esta disciplina, y otros los ensalzan como artistas plásticos integrales, por el sinnúmero de gramáticas de las que se valen. Hay un consenso, sin embargo: para unos y para otros, incluidos sus detractores, son considerados la versión europea del norteamericano Jeff Koons. El mote viene por su juego estridente de audaces apropiaciones a la historia del arte, donde la ironía y la perplejidad, las contradicciones y paradojas culturales, la opulencia y el barroquismo, y hasta el simbolismo universal convergen en una misma obra, cuyo estilo algunos han bautizado «el nuevo gótico». Sus piezas pueden adoptar formas escultóricas, erigirse en instalaciones, objetos de diseño, o pura iconografía.
Es, precisamente, esa convergencia de cosmovisiones la que se exhibe en el FAC, con el acento puesto en la construcción de una nueva identidad Faena, ideada en colaboración para el futuro Faena District en Miami Beach, que además de un hotel proyecta un gran centro cultural multidisciplinario: el Faena Forum.
No es casual entonces, que además de los bocetos para los encargos escultóricos como El árbol de la vida o La fuente de la eterna juventud (ambos collages tridimensionales que se sumarán a los jardines del distrito), los ventanales de la Sala Molinos se transformaron en vitraux de luz y color con esos nuevos signos identitarios mezclados: están el mingitorio de Duchamp, El grito de Munch, los comics de Roy Lichtenstein, las figuras picassianas desgarradas del Guernica y otras citas a Da Vinci y hasta el emblemático sombrero de Alan Faena. Todo actúa como una heráldica que se corresponde con los valores de la utopía de mundos perfectos para esta marca.
Además de los plasmas, donde asoman en video las obras consagradas de Studio Job, una pista disco para patinar y bailar ocupa el centro de la sala. En su segunda edición, esa puesta lúdica y participativa, está pensada como una performance-ritual, a reeditarse todos los años en este espacio de Puerto Madero.
«El cruce de disciplinas en nuestro trabajo responde a un apego al detalle que para nosotros es como un rasgo de personalidad y también obedece a la lógica de una orquesta sinfónica: cada elemento, como cada instrumento, cumple su función en algo armonioso y mayor«, comenta Tynagel mientras recorre el montaje con LA NACION. Ellos no entienden el diseño como algo estéticamente bello y pragmático sino como una expresión que puede contener todo: «lo feo y lo bello; lo armonioso y lo contradictorio; lo pragmático e inservible; lo nuevo y lo viejo, con una historia por descubrir que no fue contada antes. El marco es la expresión de libertad. Como sea asimilado ese resultado, la verdad, no nos preocupa. Creemos que la vida necesita nutrirse de un renacimiento diario. Y por eso utilizamos mucho el bronce, capaz de albergar todas las formas», explica.
Las obras del dúo nacen de un bosquejo en papel ejecutado por Job Smeets. Es Nynke quien traduce en su computadora esos «garabatos» a veces ilegibles y define los detalles. El año pasado durante Art Basel su escultura Burj Khalifa, de casi dos metros de alto (combinación de bronce, cristal, aluminio y mármol) fue una de las creaciones más comentadas por la prensa estadounidense. Instalaron un nuevo relato a partir de referencias culturales e históricas: Emulando el film King Kong, de 1933, el gorila aparecía trepado a la torre más alta del nuevo capitalismo: el edificio Burj Khalifa en Dubai, donde tres aviones con signos islámicos le disparaban a la bestia.
«No partimos de un mensaje político deliberado. Sino que al elegir ciertas referencias y mezclarlas, se construye un nuevo relato. Pero el significado nunca es guiado sino que abre la percepción hacia la libertad de interpretación», apunta Nynke. «Otras veces las elección de referencias se da de manera más azarosa. No somos artistas políticos. O sí, en el sentido de que reivindicamos la libertad absoluta para poder expresarnos».
Con énfasis en el detalle
Studio job
Nynke Tynagel y Job Smeets
Profesión: artistas visuales
Edad: 38 y 45 años
Origen: Holanda y Bélgica
Vanguardistas
Se los reconoce como renovadores de las artes decorativas
Cruce de disciplina
En la frontera de la escultura, la pintura, el diseño y la iconografía, crean una forma de arte que se enfoca en el detalle
Nuevo gótico
Representantes de este estilo, sus obras integran las colecciones de unos 40 museos
Para agendar
Desde pasado mañana al 3 de agosto. Faena Art Center, Aimé Paine 1169, Puerto Madero
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Fuente: La Nación