Buenos Aires, 29/03/2024, edición Nº 3792
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Reseña Historica

La historia de la ex cochera presidencial que se convertirá en el primer mercado minorista gourmet de la ciudad

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Nació hace más de un siglo como lugar de paso: en breve será un espacio para quedarse. El edificio de Alem 852, que por décadas alojó la histórica cochera presidencial, reabrirá entre abril y mayo recuperado y con nuevo uso. Será el Mercado de los Carruajes, donde se integrarán gastronomía, productos frescos y bazar, con mercados como el de San Miguel en Madrid o La Boquería en Barcelona como inspiración.

La ansiedad es mucha: el mercado iba a inaugurarse en diciembre de 2018, pero los vaivenes económicos y la magnitud de los trabajos demoraron la apertura. Más aún al tratarse de un proyecto que se nutre en buena parte de productos extranjeros. De hecho, es el escenario elegido para el desembarco en el país de San Ginés, la famosa chocolatería y churrería madrileña.

También habrá productos europeos como jamón ibérico 100% de bellota, fondues y queso raclette. Y hasta vendrá especialmente de Nápoles un maestro pizzero para transmitirle al personal los secretos de La Vera Pizza Napoletana. Pero también se dará mucho lugar a emprendimientos locales, productos regionales y marcas nacionales.

En la planta baja se ubicarán 24 puestos, entre los de productos frescos o gourmet, los puramente gastronómicos, y los mixtos. Entre ellos se destacan los de carne, pescado, frutas y verduras, y quesos y embutidos, este último de la mano de un operador propio del mercado.

En la planta alta habrá otros 18 stands, sólo de gastronomía, incluidos restaurantes de hamburguesas, de crepes y de ostras, un puesto de vino servido por máquinas expendedoras con más de 80 etiquetas, e islas de cócteles y cerveza tirada. Algunas de esas islas estarán en la terraza, que será abierta y tendrá un jardín vertical al fondo, además de bancos y gradas para sentarse.

Es que la idea es estar cómodo y relajado: para eso el mercado tendrá capacidad para 500 personas sentadas. Las mesas y sillas estarán diseminadas por varios sectores de planta baja y primer piso, e incluso sobre la vereda de Tres Sargentos, el pasaje con el que la avenida hace esquina. “La distribución fue muy pensada para que la circulación sea fácil y no haya estancamientos sino propuestas interesantes en cada sector”, explica a Clarín Matilde Olivero, gerente de Proyecto del Mercado de los Carruajes.

La entrada al mercado, sobre Alem, será dulce: habrá puestos con chocolates, alfajores y helados. Es por eso que el nuevo techo, vidriado, cuenta con control solar, para que pase la luz pero no el calor y no se derritan los productos que habrá abajo. El contraste entre ese vidrio moderno y el ladrillo a la vista de más de un siglo se refuerza con el hormigón y el metal que se sumaron con la renovación del edificio, para reforzar estructuras que recibieron poco o nulo mantenimiento.

Esa contraposición se ve también hacia afuera: al pararse dentro del mercado, mirando hacia Alem, la recova de ladrillo en bovedilla, cálida, enmarca la más fría Torre Alem Plaza que está enfrente, totalmente vidriada. Esa recova y todo el frente está hecho de los históricos ladrillos San Isidro, que fueron usados en obras públicas a fines del siglo XIX y principios del XX. También fueron restaurados para el proyecto.

Algunas de las marcas que llegarán al mercado ya están confirmadas: en la zona puramente gastronómica, estarán Osumi Sushi, la crepería L’Amuse Bouche -con presencia en el Patio de los Lecheros y el patio Parque Patricios- y Corte, que en la planta baja tendrá carnicería y una pequeña parrilla para comer al paso o llevar, mientras que en el primer piso instalará un restaurante más grande, con platos más elaborados. Los alfajores de Cachafaz, los vinos de Vico y la cerveza de Maldini son otros productos con stands confirmados.

En la planta alta también abrirán un puesto de comida mexicana, una isla de helados y churros de San Ginés, y un restaurante con pastas elaboradas en el lugar, donde también se harán las pizzas napolitanas en horno a leña. No será la única propuesta con acento italiano: en otro stand podrán degustarse especialidades venecianas como el tramezzino, un sándwich de pan de molde cortado en forma triangular, que muchos consideran precursor de nuestros clásicos de miga. A su vez, “el chef Dante Liporace hará hamburguesas y también pollo al estilo rôtisserie francesa, como una suerte de spiedo”, anuncia Olivero.

De lo que se sabe poco en cambio es de los primeros tiempos del edificio. Según Clarín, los planos de AySA ubican su inauguración en torno a 1900, como constató el arquitecto Juan Pablo Pekarek, que escribió sobre esta ex cochera presidencial en el libro Patrimonio arquitectónico argentino. Memoria del Bicentenario (1880-1920), editado por el Ministerio de Cultura de la Nación. En el texto, destaca que el inmueble fue ampliado dos veces: en 1912 y 1918.

El recinto que supo alojar estas históricas cocheras lleva la firma del arquitecto Emilio Agrelo, que también diseñó el edificio que hoy ocupan las Galerías Pacífico, junto a su colega Roland Le Vacher. Primero se instalaron caballerizas. Pero “con el pasar de los años se desarmaron los establos y se retiraron los carruajes para dar lugar al estacionamiento de los automóviles de uso oficial”, explica Pablo Chiesa, museólogo e investigador de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. Además de escribir un artículo sobre el lugar, buceó en el Archivo Histórico Nacional para obtener las fotos de 1916 que ilustran parte de esta nota.

El edificio tiene protección cautelar desde 2011. Eso significa que es considerado una “referencia formal y cultural del área”, por lo que no pueden alterarse ni su tejido ni su morfología. Se considera parte del Área de Protección Histórica “Catedral al Norte”, que “alberga hitos representativos de la imagen simbólica nacional e internacional de Buenos Aires”. Así lo indica la ley 3.943, que fijó los límites y el nivel de protección de ese perímetro.

Si bien el edificio no fue declarado Monumento Histórico Nacional, la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos intervino igualmente. Es que el decreto 1.063 de 1982 establece que no pueden autorizarse modificaciones en inmuebles del Estado de más de 50 años sin consultar previamente a esa comisión.

Los carruajes y los caballos entraban por acá, se ensillaban, y más allá estaban las caballerizas”, cuenta entusiasmada Olivero, en referencia a los tiempos en que los vehículos eran tracción a sangre. Lo dice mientras mira los azulejos rectangulares azulados del pasillo de entrada, la mayoría originales. “Muchos se desprendieron y hubo que hacer otros exactamente iguales. No te das cuenta de cuáles son los nuevos y cuáles los viejos”, agrega. Por encima de esa franja hay revoque en piedra París, que está siendo restaurada. Pasando ese corredor, hay bronces originales. Detrás, el marco de cedro que indica dónde va el portón de esa misma madera, y que hoy está en algún otro punto de la Ciudad, en proceso de renovación.

Pero el elemento más costoso de restaurar fueron los vitrales de la planta alta, que estaban íntegros pero con algunos paños a punto de desprenderse. También se les colocó un vidrio protector. Y se construyó otro techo de vidrio que da al ingreso de la planta baja por la escalera mecánica, para guardar coherencia con la estética general y la iluminación. Todo demandó una inversión titánica, con fondos privados.

“Descubrimos el lugar hace más de dos años y siempre lo planteamos como un mercado, pero teníamos un presupuesto acotado -recuerda Julio Tahier, director de Desarrollo Gastronómico del Gobierno de la Ciudad-. Entonces vino Athenée Groupe con la idea superadora de hacer un mercado gourmet e invertir mucho más dinero, e hicieron una iniciativa privada. Se llamó a licitación y no hubo más competidores, por lo que Athenée Groupe arrancó la obra”. El permiso de explotación durará en principio cinco años.

La firma que se adjudicó el proyecto fundó la sociedad anónima Mercado de los Carruajes, cuyo directorio preside el empresario gastronómico Horacio Blanco. Para el diseño y el estudio sociodemográfico del mercado contrataron como asesor al grupo español Mercasa, a cargo de la asistencia técnica a distintos ayuntamientos, comunidades autónomas y asociaciones de comerciantes en España.

Una vez que el mercado abra, entre abril y mayo, podrá visitarse todos los días. La planta baja, de 8 a 22, y la alta, de 11 a 0. Los desarrolladores planean una inauguración a todo trapo y la esperan con ansiedad. “Lo bueno se hace esperar”, cierra Blanco, con picardía. NR

 

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