Buenos Aires, 11/04/2025, edición Nº 4170
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Investigaron las prácticas adictivas de los porteños y hay tres datos preocupantes vinculados al uso del celular

Nueve de cada diez menores de 30 años corren riesgo de adicción a las pantallas, según una investigación de la UCA.

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Sólo uno de cada diez jóvenes de 18 a 30 años presenta un comportamiento libre de riesgo adictivo con las pantallas. Y uno de cada cuatro adultos tiene un comportamiento de riesgo alto en cuanto al uso del celular.

Los datos, preocupantes, surgen del primer estudio sobre nuevos consumos diseñado específicamente para la Ciudad de Buenos Aires. Pero un tercer dato de la Encuesta de Prácticas de Riesgo Adictivo (EPRA) genera aún más alerta sobre la vida porteña online.

Casi la mitad de la población que declaró haber apostado con el celular en el último año -que creció un 3,4%- presenta un comportamiento de riesgo moderado y alto.

La investigación la realizó el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, en convenio con el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), e incluye el análisis sobre el consumo de alcohol, tabaco, marihuana, cocaína y otras sustancias.

De la encuesta participaron 6.000 porteños de entre 18 y 75 años, y pretende orientar las políticas públicas en materia de consumo con un enfoque basado en la evidencia.

«Ya podemos contar con datos representativos de la población adulta de la Ciudad. No los teníamos ni para sustancias, ni para estos consumos novedosos, puntualmente el celular, que no estaban incluidos en otros estudios recientes», dice María Agustina Paternó Manavella, becaria doctoral del Conicet en el Observatorio y una de las autoras del estudio.

«No es solamente un estudio epidemiológico. Aporta una mirada psicosocial de estos comportamientos. No sólo podemos saber quiénes consumen, sino también por qué y dónde en la Ciudad. Los motivos y los contextos físicos y sociales asociados a estas prácticas. A la vez, cuál es la percepción sobre sus consumos», marca la investigadora.

La ecuación, explica, es que si es baja la percepción de riesgo, es más probable que ese consumo exista.

El diagnóstico en detalle de este informe, por primera vez, pone a los consumos excesivos de tecnologías y a las apuestas online en el mismo nivel que el consumo de sustancias.

El celular, un consumo problemático

«El consumo problemático de sustancias es central. Y algunos de los resultados que más nos impactaron tienen que ver, justamente, con el uso excesivo de tecnologías digitales y las apuestas en línea», admite Agustina Márquez, gerenta del Observatorio del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat.

En la encuesta se aplicó uno de instrumentos más recientes y validados académicamente para el estudio de las conductas adictivas derivadas del uso del smartphone en la población adulta, llamado EDAS-18, que mide signos de dependencia al dispositivo.

«En función de esto -describe Márquez- se observa que el 87,5 % de los jóvenes de 18 a 30 años presenta algún patrón asociado de conducta de riesgo en el uso del celular.»

Cuatro de cada diez adultos utiliza el celular 5 horas al día o más, valor que aumenta a seis de cada diez en la población de 18 a 30 años y disminuye con la edad.

Un 4,9% de la población encuestada declara estar preocupada por el propio uso de celular. Esta preocupación aumenta al 5,9% en el caso de las mujeres, mientras que en varones es del 3,7%.

«También se observa mayor prevalencia de preocupación a niveles socioeconómicos más favorables», destaca Marquez. El 6,3% en nivel medio alto y 6% en nivel medio bajo. En cambio, los valores en estratos bajos no superan el 4%.

Respecto a las apuestas en línea, a mayor edad disminuye la prevalencia de apostar. El porcentaje de la población que alguna vez apostó en línea es del 8,4%.

Aproximadamente el 40% de los varones declara que lo hace porque sus amigos también lo hacen, superando a las mujeres (25%). En cambio, el 17% de las mujeres dicen que apuestan para saldar deudas.

Como diagnóstico de este escenario, Gabriel Mraida, ministro de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, consideró que “la ludopatía en adolescentes es una forma nueva de soledad. No es solo una adicción al juego, es una desconexión con la realidad, con su grupo de pertenencia, con su familia. Hay chicos que a los 12 o 13 años están apostando desde el celular mientras están en clase o desde el sillón de su casa. Y lo hacen no porque quieran ganar plata, sino porque no encuentran otro lugar donde estar. Es una forma de anestesiar lo que les pasa. Y eso condiciona sustancialmente su crecimiento y su desarrollo. Porque cuando un pibe se rompe tan temprano, cuesta muchísimo después reconstruirlo”.

¿Por qué, en el caso de los adultos, si usamos tanto el celular no lo normalizamos, lo vemos como un problema, e incluso optamos por borrar aplicaciones adictivas?

«Claramente, el celular es un cambio muy abrupto en el desarrollo de nuestra civilización, que nos hace mas sedentarios sin que contemos aún con las prácticas para compensar o balancear esos aspectos negativos. Y lo notamos», dice Martín Etchevers, investigador de la Facultad de Psicología de la UBA.

Diferente es el caso de los niños y adolescentes.

«La menor interacción presencial, es decir, la menor cantidad de tiempo en las relaciones interpersonales, que son esenciales para el aprendizaje de habilidades con pares, hace que tengan menos capacidades, y es un círculo negativo, porque también hace que se sientan más seguros con el celular, y aumentas las capacidades virtuales, como apostar en línea, que luego les sirven, entre ellos, para la vida presencial», explica el experto.

En el Congreso, el rector de la UCA consideró «un fracaso» que las mujeres trabajen o hagan deportes

Los «viejos» consumos

En cuanto al alcohol, el promedio de inicio del consumo son los 17,2 años. Las mujeres, a los 17,8. Los varones, a los 16,6. Similar es la edad inicial de consumo de tabaco: 17,1 años (ellos a lo 16,8 y ellas a los 17,4), y en ambas sustancias, la Comuna 6, barrio de Caballito, tiene la prevalencia anual de consumo más alta.

En el caso de la marihuana, la edad de inicio del consumo es, en promedio, a los 18,9 en el caso de los varones, y a los 20,5 en el caso de las mujeres. La comuna 13, que abarca Núñez, Belgrano y Colegiales, presenta la prevalencia anual de consumo de marihuana (que indica quiénes consumieron marihuana en los últimos 12 meses) más alta.

Casi 4 de cada 100 participantes varones presentan un patrón de consumo de marihuana con riesgo alto, mientras que en mujeres representa a 1 de cada 100. El 43,7% de las personas mencionó consumir en su propia casa, el 35,3% en la casa de amigos/as o pareja y el 12% en espacios públicos.

Nueve de cada diez personas reportó consumir marihuana por “placer o curiosidad” (88,8%), mientras que el 71,1% para “relajarse”. Los varones consumen por “costumbre, tradición o hábito”, con una prevalencia de 10,3 puntos porcentuales superior que las mujeres.

La edad promedio de consumo de cocaína son los 20,7 años. Las mujeres a las 21, y los varones, a los 20,5, las personas con edades de 31 a 44 años presentan la prevalencia más alta (10,9%). La comuna 8, lo barrios de Villa Lugano, Villa Riachuelo y Villa Soldati, presenta la prevalencia de consumo más alta.

En todos los casos, a mayor nivel socioeconómico, mayor edad de inicio de consumo. Y el inicio del consumo de otras sustancias, como ansiolíticos, antidepresivos y opioides, es a mayor edad: entre los 32,3 y los 35,5 años.

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