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Adelgazar según el tipo de cuerpo
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(Puerto Madero) La teoría de los somatotipos se formuló en los años 40 y, aunque es bastante simple, sirve bien para hacerse una idea de cómo reacciona nuestro cuerpo a los alimentos y al tipo de entrenamiento.
Resumiendo; la genética cuenta, pero no es determinante a la hora de tener un cuerpo tonificado y en forma. Si cuidamos nuestra alimentación y nos ejercitamos de manera adecuada, obtendremos resultados mucho más rápido. Descubre cuál es tu somatotipo y que pasos debes seguir.
Ectomorfo: Por naturaleza, delgados. Apenas cogen peso y nunca han estado gordos, por más que coman. Su metabolismo les permite ‘quemar’ grasa con una rapidez endiablada… Pero por contra es más difícil para ellos aumentar músculo y tener una figura más atlética. Si eres de este tipo y tienes una mala alimentación, la ‘barriguita’ será casi inevitable.
La clave para los ectomorfos es entrenar con pesas y ejercicios de fuerza y ‘olvidarse’ de los ejercicios cardiovasculares, que harán que ‘quemen’ músculo al mismo tiempo que grasa. Tampoco es recomendable entrenar durante mucho tiempo por el mismo motivo (no más de 45 minutos, 2-3 días a la semana). Hay que elegir ejercicios muy básicos (sentadillas, peso muerto, press de banca) y buscar el mayor peso posible para hacer unas 5-7 repeticiones en grupos de 3 series.
Mesomorfo: Los beneficiados por la genética, les tocó la lotería en cuanto a un cuerpo atlético. Con apenas entrenamiento logran estar definidos y apenas deben preocuparse por la dieta. La mayoría de atletas y deportistas profesionales lo son. Sus músculos se definen más rápido ya que asimilan mejor las proteínas.
Si este es tu caso, un entrenamiento con pesas y ejercicios cardiovasculares te otorgará un aspecto espectacular. Con todo, si eres de los que no le gusta el deporte, a poco que hagas conservarás una buena línea. El mayor problema es la dieta. Como los mesomorfos ven que no engordan ‘ni a tiros’, es posible que opten por una dieta poco saludable y que conserven la línea. Error. A la larga, los resultados serán desastrosos y el metabolismo puede cambiar. No caigas en la trampa.
Endomorfo: Podría decirse que los endomorfos se llevan la peor parte, pero tampoco hay que exagerar. Es cierto que si tu somatotipo es endomorfo (en resumen, tienes la cintura ‘ancha’) tenderás a engordar con más facilidad que los demás. Tu metabolismo es más lento y le ‘cuesta’ quemar las grasas. Aún así es el tipo de cuerpo más común.
En el pasado, ser endomorfo era una ventaja: acumular reservas en el organismo (grasa) para cuando escaseaba la comida daba a los endomorfos más posibilidades de sobrevivir en un ambiente hostil. Con la llegada del sedentarismo, la ventaja se convirtió en problema y la razón de que engordemos con tanta facilidad.
Así que lo primero es llevar a cabo una vida ‘activa’ para quemar las reservas de grasa que no necesitamos. Andar, subir escaleras, correr… Son ejercicios que podemos hacer sin apenas dificultad en nuestro día a día para así estimular el organismo. El siguiente paso es entrenar… Y cambiar de entrenamiento. Nuestros músculos son ‘perezosos’ y se acostumbran demasiado rápido a una rutina.
Aunque eso sí, tenemos que advertir que tener un vientre plano puede ser prácticamente imposible (nuestro cuerpo se resistirá a ello hasta el final, necesita reservar grasa). La dieta será fundamental para lograr un cuerpo bien definido: menos carbohidratos, más proteínas y menos grasas.
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